domingo, 14 de junio de 2009

Cincuenta años de ideas inmortales: 14 de Junio


Santo Domingo.- Una vez materializada la Revolución Cubana, en enero de 1959, un grupo de exiliados dominicanos que participó en la gesta, liderado por Enrique Jimenes Moya, se acercó a las autoridades revolucionarias para solicitar apoyo para un gran proyecto: Terminar con 29 años de opresión y dictadura en República Dominicana, derrocando con las armas el gobierno de Rafael Leónidas Trujillo.


El comandante cubano Delio Gómez Ochoa se encargó de seleccionar el territorio de entrenamiento y el programa de instrucción.

Los quisqueyanos llegaron a Cuba procedentes de Venezuela, Puerto Rico y Estados Unidos, junto a soldados internacionalistas que respaldaron la causa patriótica.

Según cuenta Hugo Isalguez, en su libro “14 de Junio: La Raza Inmortal”, el campamento se instaló en Mil Cumbres, provincia Pinar del Río.

La mayoría de los integrantes de la agrupación, bautizada Movimiento de Liberación Dominicana, pertenecía a la pequeña burguesía y carecía de formación política.

El deseo de destronar a Trujillo y de mejorar las condiciones de vida del pueblo fue, al principio, la única guía de acción de los expedicionarios.

“El proceso revolucionario de Cuba abrió para nosotros enormes perspectivas, y ayudó a muchos a entender que la libertad por la que estábamos dispuestos a dar la vida no podía conquistarse con el simple antitrujillismo”, recuerda Isalguez, antes de señalar que los venezolanos participantes procedían de la clase social más baja, sin ningún tipo de normas éticas o políticas.

A finales de marzo, la fuerza internacionalista terminó de definir sus intenciones cuando sus miembros suscribieron el Programa Mínimo de la Revolución Dominicana, a implementar una vez depuesta la dictadura. En el documento, la Raza Inmortal se comprometió a establecer un gobierno provisional democrático-revolucionario, que en un periodo de dos años creara las condiciones necesarias para que el pueblo dominicano pudiera ejercer libremente sus derechos políticos y sociales.

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